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lunes, 20 de julio de 2009

ASTRONAUTA PREPARA COMIDA CUBANA


Una astronauta que prepara 'ropa vieja'Por GERARDO REYESgreyes@herald.comLa recién escogida astronauta de la NASA, Serena María Auñón, dice que si de ella dependiera, incluiría en el menú de una estación espacial un suculento plato de ropa vieja, su favorita comida cubana.

"Tenemos cocinas especiales aquí en la NASA, vamos a ver con qué platos se presentan’’, comentó Auñón.
La gastronomía de la isla es sólo una de varias tradiciones que la médica astronauta sigue con gusto por influencia de su padre, Jorge Auñón, un inmigrante cubano a quien su familia envió a Estados Unidos en 1960, en espera de la caída de Fidel Castro.
Serena, de 33 años, fue seleccionada el mes pasado junto con otros ocho astronautas para las próximas misiones espaciales de la NASA, siglas en inglés de la Administración Nacional de Aeronáutica y Espacio. La joven fue escogida entre 3,500 aspirantes.
En una entrevista telefónica con El Nuevo Herald la astronauta explicó que una buena parte de la disciplina y la dedicación que la llevó a este punto exitoso de su carrera se la debe al ejemplo de un padre que no se amilanó ante los obstáculos que afronta un inmigrante pobre y sin familia en este país.
"No conozco a una persona que haya trabajado más duro en la vida que mi padre’’, dijo Serena al recordar la fecha exacta en que éste arribó a Estados Unidos, un 24 de octubre de 1960, sin dinero, y cómo pasó hambre y muchos sacrificios hasta que logró estudiar y llegó a ser decano de Ingeniería de la Universidad de Alabama, en Huntsville.
"No puedo olvidar que nos contaba que algunas veces no tenía nada qué comer y preparaba sopa de tomate con agua y paquetitos de ketchup’’, confesó Serena.
La astronauta es la tercera de cuatro hijas de Auñón con Magy Sefton, una escritora estadounidense de novelas infantiles de misterio, de quien se separó en 1998.
Las niñas crecieron escuchando historias de Cuba y siguieron las tradiciones de Navidad y Año Nuevo de la isla que su padre les inculcó.
Magy, la madre de Serena, aprendió a preparar frijoles negros y otros platos cubanos que le enseñaba la madre de Auñón en su hogar al norte de Virginia. Los padres de Jorge llegaron a EEUU en 1968.
De la madre las recetas pasaron a las hijas.
"Creo que soy la que mejor ropa vieja prepara en la familia'', comentó Serena. "Mi papá siempre creyó que las tradiciones son muy importantes, especialmente cuando se trata de la familia reunida alrededor de la mesa’’.
Intrigadas por las historias de Cuba que su padre les contaba, dos hermanas de Serena, Melissa y Christine, viajaron a la isla y visitaron la casa de los Auñón, en el reparto de Miramar, donde los vecinos aún los recuerdan.
"Todavía están los nombres que mi papá y su hermano grabaron en el cemento de la acera frente a su casa’’, recordó Serena. "Algún día me encantaría ir a Cuba’’.
Una de las hermanas, Melissa, de 41 años, regresó de La Habana con el encargo que le hizo su padre: un puñado de tierra de la isla.
La vida de inmigrante de Auñón, quien estudiaba Ingeniería Eléctrica en la Universidad de La Habana, empezó a sus 18 años cuando llegó a Miami. Sus padres creían que la crisis que acosaba a la recientemente triunfante revolución cubana provocaría muy pronto la salida del poder del gobernante Fidel Castro.
" ‘Váyase a esperar que Castro se caiga', me dijeron’’, recordó Auñón.
A las dos semanas de estar hospedado en un hotel de Miami Beach, el joven se enteró de un terrible noticia: un auxilio financiero para educación que esperaba de Nueva York de parte de los Hermanos Cristianos, regentes del colegio La Salle, en el que estudió en La Habana, no se concretó.

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